Preparando la medicación de usuarios
con los que mantengo el control de la adherencia al tratamiento llevo
un tiempo observando que las pautas de medicación de pacientes
crónicos han cambiado. Sin modificar el tratamiento por principio
activo y con la misma dosis que el paciente toma habitualmente, se
receta un tratamiento con el doble de principio activo para luego
prescribir la mitad del fármaco. Viendo que esta forma de prescripción
se vuelve una constante me hace reflexionar.
En muchos servicios médicos se premia
económicamente con complementos aquellos profesionales que
prescriben menos fármacos, que solicitan menos pruebas
complementarias, etc... Si hablamos de los servicios públicos con
gestión privada: apaga y vámonos. ¿Que sucede en estos casos? si
yo prescribo una caja de fármacos con doble dosis que el paciente
debe tomar la mitad, ahorro en dinero y gano en complementos porque
reduzco la expedición de recetas tramitadas mensualmente
Descartando posibles intenciones
ocultas, pensemos que pueda ser algo positivo para la Seguridad
Social, como una forma de ahorro. ¿Afectaría estos procedimientos
al paciente y a los profesionales que como nosotros debemos preparar
los tratamientos? Aunque en algunos hospitales está prohibido por
el Servicio de Farmacia, creo que no existe ninguna ley que prohiba
pautar medias pastillas de tratamientos farmacológicos, ya que por
sentido común existirán fármacos que no tengan formato comercial
de ciertas dosis . Sin embargo, coincideréis conmigo que partir una
pastilla (a veces no ranurada) impide a la persona tomar la dosis
correcta.
¿Alguno de los lectores ha observado
situaciones similares?¿Ha llegado la picaresca a los servicios
médicos?
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