05 junio 2009

ESTUDIO: Los inmigrantes «sin hogar» en España, un caso extremo de exclusión social


El sinhogarismo, como fenómeno sociológico, histórico y cultural, representa la exclusión social en su dimensión más extrema. La incorporación reciente en nuestro país de inmigrantes al colectivo de personas «sin hogar» supone una novedad que exige, entre otras cuestiones, la reconceptualización de esta problemática, la readecuación de las actuaciones preventivas de lucha contra la exclusión social más extrema, así como de los dispositivos de atención para estas personas.

En este artículo, se sitúa la internacionalización del sinhogarismo dentro del marco teórico de los estudios sobre exclusión social, se ofrecen los perfiles sociodemográficos y culturales de los extranjeros que utilizan los recursos existentes para esta población. Además, se expone los principales factores que hay detrás de los itinerarios vitales de precariedad y exclusión en los que se desenvuelven. El estudio se completa presentando las vías que se han acometido desde el plano de la prevención y los recursos desplegadospara su atención. Por último, plantea una aproximación de futuro a esta problemática y bosqueja los posibles escenarios tendenciales.

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Tengo una pregunta sobre pobreza para usted


¿QUÉ PAPEL JUEGA EUROPA EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA? La sociedad pregunta a los partidos cómo van a hacer frente a la crisis y a la desigualdad

Por iniciativa de la Alianza Española contra la Pobreza, los representantes de los partidos políticos PSOE, PP e IU, han contestado a las preguntas de la ciudadanía con motivo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Este encuentro busca conocer las propuestas electorales relativas a la ayuda oficial al desarrollo, políticas sociales, comerciales, agrícolas, de inmigración; así como la necesaria coherencia entre ellas.

Madrid, viernes 29 de mayo - Marga Ferré (IU), José Ignacio Salafranca (PP) y María Muñiz (PSOE) han participado en este encuentro de partidos políticos y sociedad civil. La Alianza Española contra la Pobreza - compuesta por sindicatos, ONGD y organizaciones ecologistas, de jóvenes, mujeres, colectivos y movimientos ciudadanos, que representan a más de 1.000 organizaciones sociales- ha planteado las preguntas en función de los temas más preocupantes y sobre los que existen reivindicaciones claras por parte de las organizaciones sociales.


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Trabajo Social ante la crisis


Las y los profesionales de Trabajo Social presentes en el “XI Congreso Estatal” queremos manifestar nuestra posición respecto a la situación actual de crisis generalizada:

Cada día, es más evidente el fracaso de un modelo de crecimiento que ha olvidado, dejado a un lado, e incluso despreciado, los más elementales principios de equidad, justicia social, desarrollo humano y sostenibilidad.

No es la primera vez que, desde nuestra profesión, hemos llamado la atención sobre el hecho de que, el crecimiento económico sin equidad, es una vía muerta como desgraciadamente estamos experimentando.

A través de la Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS), ante la ONU y otros organismos internacionales, hemos insistido en la necesidad de construir un modelo diferente, no basado en el beneficio económico, sino en un Desarrollo Humano sostenible y armónico.

Las claves originarias de la quiebra del actual modelo se sitúan, como tantas veces a lo largo de la historia, en el enriquecimiento sin escrúpulos de unos pocos (muy pocos) a costa de los padecimientos o la inestabilidad del resto del mundo.

Las/los Trabajadores Sociales estamos convencidos y convencidas –porque ese es el objeto esencial de nuestra labor- de que las estructuras más inamovibles pueden cambiarse. Sabemos, por nuestra experiencia, que los muros que parecen infranqueables siempre son superables y que donde existe miseria y fango se puede edificar –con las personas- esperanza y bienestar.

Nada es inamovible. Quienes pretendan hacernos creer que las dinámicas sociales, económicas o políticas son una cuestión en manos de los dioses del mercantilismo, o de otras intocables estructuras de poder, están despreciando a la sociedad en su conjunto y a cada uno de nosotros y nosotras de manera individual.

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Cartas a un maltratador...





Para ti, cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado... porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas? Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras... Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu ‘método de disciplina’ intentas educarla, para que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja?

Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe... La acobardas, la empujas, le das patadas…, patadas que yo también sufría.


Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor dirías) o darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos…Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.


Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!–dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada.

Me puse contento antes de tiempo.

Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez…

Y sucedió.

Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre.


Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí.

Y ahora me dirijo a tí. Esta carta es para tí, cabrón: por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida.

Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un cabrón.


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Fernando Orden Rueda 2º de Bachillerato, de Ciencias de la Salud. IES Bioclimático, de Badajoz. II Premio del II Concurso Nacional ‘Carta a un maltratador’, convocado por la Asociación ‘Juntos contra la violencia doméstica’



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