Cuando hablamos de chabolismo o de lugares donde pueden pernoctar las personas sin hogar, cuesta creer que cualquier lugar es apto para poder pernoctar. Lo más normal es pensar en cajeros, estaciones de tren o metro, edificios en construcción, ... Sin embargo, quizás esté en mayor desuso debido a la alta tasa de incidentes por agresión que se da en esta población. Es posible encontrarnos hoy en día desde la típica chabola realizada con maderas, pasando por un tunel que recorre el bajo de un puente, cuevas con espléndidas vistas al mar hasta casas acondicionadas con marmol (ésta última me la encontré en mi última salida de calle) que mantiene el interior del habitáculo fresquito. Fuera de lo anecdótico del asunto, esta situación es peligrosa para estas personas. El hecho de buscar un lugar inhóspito, difícil de acceder supone la posibilidad de poner en riesgo sus vidas cuando tienen que acceder en horas próximas al anochecer o en estado alterados de consciencia (salud mental, ebriedad, ...) Incluso la propia soledad y aislamiento sirve, muchas veces para facilitar la agresión
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