22 junio 2009

ARTÍCULO:Estrés aculturativo y salud mental en la población inmigrante

En mi experiencia en la calle he podido darme cuenta la frecuencia de encontrarme personas inmigrantes con graves trastornos mentales, muchas veces sin diagnosticar, el artículo que subo a continuación es uno que describe parte de la posible etiología de estas historias.




Francisco Collazos*,** Adil Qureshi*, Montserrat Antonín*** y Joaquín Tomás-Sábado***
*Programa de Psiquiatría Transcultural, Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario Vall d’Hebron, Barcelona
** Departamento de Psiquiatría, Universitat Autònoma de Barcelona
*** Escola Universitària d’Ínfermeria Gimbernat. Universitat Autònoma de Barcelona

El incremento en la inmigración observado en España en los últimos años ha abierto un debate sobre la relación entre el proceso migratorio
y el desarrollo de ciertos problemas psicopatológicos. Estudios realizados en Europa y Estados Unidos han mostrado resultados
contradictorios; no queda claro si existe una relación directa entre la inmigración y la psicopatología. Cada vez se cuestiona
más la existencia de este tipo de relación, aunque se reconoce que el proceso migratorio, la cultura y la pertenencia a un grupo minoritario
influyen sobre la salud mental. El estrés relacionado con la inmigración, las diferencias culturales y la discriminación percibida
son considerados factores de riesgo. Este artículo examina las relaciones entre psicopatología e inmigración, incidiendo,
especialmente, sobre el concepto de “estrés aculturativo” y sus factores moderadores.

principios de 2008 se estima que el 10% de los 45 millones de personas que residen en España son extranjeras. Se espera que este porcentaje experimente una progresiva tendencia al alza, hasta alcanzar en pocos años el 25%. Este importante incremento de la inmigración Experimentado en España a lo largo de los últimos años plantea una gran cantidad de desafíos, entre ellos los relacionados con la asistencia en
salud mental a estas personas.
En este sentido, los profesionales de la salud mental se preguntan si existe alguna relación entre el proceso migratorio y el posterior desarrollo de psicopatología (Achotegui, 2002; Collazos, Qureshi, y Casas, 2005; García-Campayo y Carillo, 2002). En realidad, esta cuestión ha sido un motivo de interés desde hace más de un siglo (Bhugra, 2004). Con el ánimo de esclarecer esta posible relación se han llevado a cabo numerosos estudios con resultados muy contradictorios. En un principio se dio por hecha la asociación entre la migración y la aparición de trastornos psiquiátricos (Ritsner y cols., 1996; Watters, 2002), sin embargo, más tarde, gracias a estudios metodológicamente más adecuados, se cuestionó
esta conclusión, sugiriendo que, en realidad, se trataba de una correlación espuria, resultado de problemas metodológicos o, incluso, de otros factores moderadores (Bhui y Bhugra, 2002; Farley, Galves, Dickinson, y Diaz Perez, 2005; Kirmayer y Groleau, 2001). Hoy día prefiere decirse que la migración no siempre se relaciona con la aparición de trastornos psiquiátricos, e incluso es cuestionable que deba considerarse un factor de riesgo que, en función de su intensidad y de la vulnerabilidad del emigrante, puede facilitar la aparición de psicopatología (Bhugra, 2004b; Collazos y cols., 2005). La inconsistencia de los hallazgos referentes a la relación entre inmigración y psicopatología parece estar relacionada con la escasa precisión con la que se emplean diversos términos relativos a la diferencia como: raza, cultura, etnicidad, inmigrante, minoría, etc. Helms y Cook, 1999). La falta de rigor con la que se utilizan unos términos en lugar de otros, según sea la perspectiva ideológica desde la que se opina, podría ser la razón por la que, en muchas ocasiones, estos factores se confunden y llevan a los investigadores a conclusiones contradictorias
(Bhugra y Mastrogianni, 2004).

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