Ha recibido nombres a lo largo de la historia como Consunción, tisis, escrófula, mal de Pott, tabes mesentérica, mal del rey o plaga blanca siendo considerada una de las primeras enfermedades humanas de las que se tiene constancia. El paso siguiente sería el paso del M. bovis a la especie humana, coincidiendo con la domesticación de los animales por parte del hombre. Se han constatado indicios de su presencia en huesos humanos datados en el Neolítico, aunque no es posible conocer con exactitud su magnitud (incidencia y prevalencia) con anterioridad al siglo XIX. Se estima, no obstante, que el período de mayor extensión (por porcentaje de población afectada) transcurrió entre los últimos años del siglo XVIII y los últimos del XIX.Las denominaciones que recibe en las diferentes culturas: sosha (india), phythysis (griega), consumptione (latina) o chaky oncay, (inca) hacen en todos los casos referencia a "secar" o "consumir", debido al aspecto debilitado y caquéctico de los afectados. Su alta tasa de mortalidad entre adultos de mediana edad y el surgimiento del romanticismo, como movimiento filosófico y cultural que primaba el sentimiento sobre la razón, se aliaron para idealizar a esta enfermedad como "la enfermedad de los artistas".
Durante la primera mitad del siglo XX declinó por las condiciones de mejora de vida, sobre todo en los países desarrollados, disminuyendo un promedio anual del 5%. A partir de 1950, con la aparición de fármacos eficaces el promedio de disminución anual llegó al 15% (2). Es a partir de la década de los ochenta cuando comienza lo que se ha denominado el resurgimiento de la enfermedad.
En 1993 la OMS declaró la tuberculosis como una emergencia global. Se estima que hasta el año 2020, si no mejora el control de la tuberculosis, enfermarán 200 millones de personas, de las cuales 70 millones fallecerán.
Aunque la tuberculosis es esencialmente una infección comunitaria, puede ser también de transmisión nosocomial, representando un problema de salud laboral para los trabajadores de los centros sanitarios, y también de instituciones cerradas como residencias, albergues y prisiones.
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