18 junio 2009
ARTÍCULO: Arteterapia en PSH
Elvira Gutierrez
“Arte, Individuo y Sociedad” 2000, 12: 301-309
PALABRAS CLAVE : Arte-terapia; personas sin hogar;
La Asociación RAIS de Madrid que busca ofrecer soluciones globales para personas sin hogar, que abarcan desde la salud, alojamiento, relaciones con la Administración, formación laboral,... y que como instrumento de inserción social gestiona la creación y difusión de un periódico de calle que desde Noviembre´98 forma parte de la red europea INSP (International Network of Streets Papers), tiene muy presente la importancia que, para las personas que sufren paros de larga duración, tiene el restablecimiento de la auto-estima, la confianza en sí mismos y la propia dignidad.(1)
Es esta preocupación por la persona, además de por su situación, la que les ha llevado a la implantación de talleres de expresión literaria y de arte-terapia entre otros.
En los talleres de arte-terapia, los resultados de los dos grupos que coordino, uno de modelado en arcilla y otro de pintura expresiva, están cumpliendo los objetivos propuestos, e incluso en algunos casos superando mis expectativas más optimistas.
Durante los primeros seis meses en que se mantuvo el grupo semi-cerrado, esto es, formado por un núcleo fijo de personas al que se incorporaba de tanto en tanto algún nuevo participante, se fueron intercalando dos tipos de trabajo complementarios; de un lado propuestas de expresión libre a través de medios artísticos, que daban la oportunidad de contar historias personales plásticamente y que favorecían el intercambio verbal al comentarlas posteriormente en el grupo; y de otro lado, trabajos que aportaban enseñanzas de técnicas pictóricas, que iban abriendo posibilidades nuevas de expresión, al tiempo que generaban una mayor seguridad en la competencia personal.
Se partía de una situación en que los participantes, varones en su mayoría de entre 30 y 55 años, no se conocían entre sí, mostraban dificultad para la comunicación, y se expresaban en términos negativos sobre sus capacidades en general y en particular para pintar y modelar. El grupo semi-cerrado tenía un promedio de entre diez y catorce participantes.
Entre los trabajos realizados en este período, destacaron como grupalmente más significativos:
- La expresión plástica de su interpretación del artículo nº 3 de los Derechos Humanos, con la que se sintieron solidarios y unidos reclamando un derecho común.
- Los retratos entre los miembros del grupo, que les hizo mirarse y dejarse mirar.
- Las pinturas colectivas, realizadas en pequeños grupos, que les dio la oportunidad de organizarse, jugar diferentes roles, y repartirse tareas.
Conclusiones:
Con el primer grupo semi-cerrado de arte-terapia para personas en procesos de reinserción social, el objetivo que se perseguía estaba menos centrado en la introspección personal y más en lo relacional; Y si bien se produjeron auto-descubrimientos espontáneos al verse en ocasiones reflejados en sus propias creaciones plásticas, el mayor logro fue el clima grupal de confianza, expresividad, y los lazos afectivos que se generaron. Todo lo cual constituye en personas tan dolorosamente heridas como lo son las personas sin hogar, el sustento imprescindible, en mi opinión, para que sea posible un cambio profundo de actitud, en cuanto a devolverles la confianza en sí mismos y en la sociedad.
La carta que incluyo a continuación, escrita por uno de los participantes en este grupo y que recibí hace unos días junto con la noticia de que tenía un trabajo, creo que dará idea de cómo el taller funcionó como catalizador de un proceso de apertura relacional que la persona estaba necesitando y gestando.
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